amor y geometría
en el foro de esther y su mundo hemos recuperado la tradición de organizar un concurso de relatos románticos, coincidiendo con las fechas de san valentín.
este relato lo fui pensando por el camino mientras volvía de clase. es lo bueno de hacer largos trayectos andando, que vienen muchas ideas a la mente. llegué a casa, cené y nada más acabar me puse a escribirlo. espero que os guste.
Era un frío sábado del mes de febrero. Esther se levantó pronto para estudiar, pues por la mañana se sentía con la mente más fresca.
Encima de la mesa del comedor había un tarro de miel. La etiqueta estaba decorada con un dibujo de un panal. Se quedó mirándolo y pensó: “Los panales están formados por cubículos hexagonales, que llenan todo el espacio sin dejar huecos”.
–¡Esther, que te has quedado embobada! –dijo Cathy.
–¿No te gusta el pan tostado con mantequilla y miel? –le preguntó Ted en tono de broma–. ¡Pues no sabes lo que te pierdes!
Nada más terminar de desayunar, sonó el teléfono. Esther lo cogió rápidamente, con la esperanza de que fuera Juanito.
–¡Hola, Esther, soy Rita! Tengo una duda con los deberes. ¿Cómo se calculaba el área de un hexágono regular conociendo el lado?
–¡Pero Rita, eso ya lo dimos el año pasado! El área de cada uno de los seis triángulos equiláteros que lo forman es la base por la altura dividida entre dos. La altura es la base multiplicada por √3/2. Y el área del hexágono será seis veces el área de ese triángulo.
–¡Cuánto sabes, Esther! Te debo una.
“Sí, sí, me debe una. Me conformaría con que no coqueteara con Juanito cada vez que le ve”, pensó Esther mientras subía por las escaleras a su habitación.
Se puso a estudiar química. Tenía claro que su vocación era la enfermería, y por eso había elegido la rama de ciencias. En ese momento estaban dando el tema de los hidrocarburos aromáticos. El más conocido de ellos es el benceno, de característica forma hexagonal.
“Oh, aquí hay algo que no tengo claro... Ahora soy yo la que tiene que pedir ayuda. Quizá Kerry lo sepa. Voy a llamarle, creo que hoy descansaba”.
–¿Dígame?
–¡Hola, Kerry! Soy tu cuñadita Esther. Supongo que estás puesto en química orgánica. Tengo una duda: Si el benceno tiene enlaces simples y dobles alternados, ¿por qué los representan conjuntamente con una especie de círculo en el interior del hexágono?
–¡Huy, Esther, eso es muy teórico! Pero algo recuerdo todavía. La explicación es algo así como que los electrones se distribuyen de manera más o menos uniforme por los enlaces, de tal manera que llegan a igualarse. Ni los enlaces simples son tan simples ni los dobles tan dobles.
–¡Me ha quedado clarísimo! Eres un sol, Kerry.
Cuando terminó de estudiar, Esther salió a dar una vuelta. Pasó por delante del colegio, dentro del cual se oían voces. “Siempre hay alguien que va a hacer deporte los sábados, hacen falta ganas con el frío que hace”, pensó.
En ese momento cayó un balón de fútbol a un metro de donde ella estaba, asustándola. Alguien lo había chutado muy fuerte y se les había escapado. Esther lo agarró y se quedó mirando los hexágonos unidos por costuras que lo recubrían. Dudó si lanzarlo por encima del muro o esperar a que alguien saliera a recogerlo.
Y antes de que le diera tiempo a pensarlo, apareció Juanito, vestido de corto.
–¡Pecosa! ¿Cómo tú por aquí? Estoy jugando un partido con los colegas.
–El fútbol para ti siempre es lo primero...
–¿Por qué no te quedas a verme? Luego puedes acompañarme a mi casa. Tengo que cuidar a mi madre y ella tiene ganas de verte. ¡Siempre le hablo bien de mi amiga de la infancia!
–Oh... eh... ah... ¡Pues claro! –atinó a decir Esther, que no se esperaba esto y se sentía abrumada.
Al acabar el partido, Esther y Juanito se fueron juntos, como habían acordado.
–¡Hola, mamá! Mira con quién vengo.
–¡Hola, Juanito! ¡Vienes con tu amiga Esther! Me gusta que vayas con gente así de buena.
–¡Un placer saludarla, señora Wowden! No crea que soy tan buena –dijo Esther sonriendo.
Mientras se quitaba el abrigo, Juanito se fijó en una gran caja que había encima de la mesa.
–¿Has visto esto, Juanito? –dijo su madre–. Estaba en un armario que no podíamos abrir porque se había perdido la llave. ¡Un juego de Trivial! Es de cuando tú eras pequeño, puede que haya otras versiones más actualizadas.
–Qué curioso, no recordaba que tuviéramos este juego en casa... ¿Quieres que echemos una partida, Pecosa?
–¡Eso, eso, jugad vosotros dos! –les animó la señora Wowden–. Yo prefiero ver el documental que van a dar en la tele, que va a empezar de un momento a otro. Subid a la habitación si queréis, estaréis más a vuestras anchas.
Esther se fijó en el soporte de los quesitos, con forma de círculo dividido en seis cuñas iguales. Si se trazaban líneas rectas que unieran los puntos de corte, se formaba un hexágono regular.
Se lo pasaron muy bien jugando. Esther acertaba todas las preguntas de naturaleza, y Juanito todas las de deporte. Ganó Esther, por poco.
–¡Pecosa, que has ganado! ¿Te tendré que invitar a una merienda?
–Pasara lo que pasara en el juego, esta tarde habría ganado de todos modos –respondió ella, con una mirada soñadora.
Juanito acompañó a Esther hasta la puerta de su casa. Estaba empezando a anochecer, y el frío se había acentuado. De repente Esther notó un cosquilleo de algo que le rozaba en la nariz... Era un copo de nieve.
–¡Está nevando! –exclamó ella.
–¡Vaya, pues sí! Si para mañana cuaja, podemos hacer un muñeco –bromeó Juanito.
–Pero hay una cosa sorprendente –reflexionó Esther–. Los copos de nieve tienen una forma parecida a la de una estrella hexagonal. Y resulta hoy esa forma se me ha aparecido varias veces: en la etiqueta de la miel del desayuno, en un problema de mates que le he resuelto a Rita, en el benceno que estamos estudiando en química, en vuestro balón de fútbol, en los quesitos del trivial... y ahora en la nieve. Seis veces en total, lo que también es una coincidencia porque ¡el hexágono tiene seis lados!
–Vaya, vaya, Pecosa... ¿Desde cuándo te da por pensar cosas tan raras?
–¡No te burles, Juanito! Hasta da un poco de miedo... ¡En todas partes veo la forma hexagonal!
–Hmmm, bueno, y este beso –dijo Juanito mientras acercaba sus labios a los de Esther tomándola delicadamente por la barbilla–, ¿también es hexagonal?
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