historias absurdas

el mes de marzo ha sido gafe para mí. este fin de semana he tenido una gastroenteritis. lo peor ha pasado ya, y por eso estoy con ánimo para escribir. pero esta vez va a aflorar mi lado más políticamente incorrecto. ^_^

antes de empezar la carrera, allá por septiembre de 1995, en un club del opus dei ofrecieron un curso de introducción para enseñarnos algunas complicadas herramientas matemáticas que en la escuela se daban por sabidas. nos apuntamos juntos un amigo y yo, y he de decir que el curso en sí estuvo muy bien, fue un dinero bien invertido.

allí nos presentaron a un compañero de la escuela, un año mayor que nosotros, que de algún modo nos iba a apadrinar durante el curso. era tirando a bajo, delgado, con gafas, no sonreía y hablaba con voz cansada. pero lo peor es que se le salía un moco por la nariz. no es la mejor manera de causar una primera impresión positiva, a fe mía.

para los nombres de los personajes de esta historia utilizaré anagramas. a este chico que necesitaba urgentemente un kleenex le vamos a llamar blöap.

como es costumbre en esta gente, su amistad tenía el fin de hacer proselitismo. en una ocasión blöap me propuso quedar para tomar algo. le dije “vale, pues vamos al vips?” (una cadena de tiendas-restaurante archiconocida en madrid) y me contestó “te gusta ese sitio?”, y yo pensando para mis adentros “pues hombre, no es que me guste ni me disguste, pero es un sitio que pilla cerca, dan de todo...”.

lo único que recuerdo de la quedada de aquel día es que le recomendé a blöap un libro que luego le presté y no me devolvió. y fue más que nada por hablar de algo, porque la conversación no era muy fluida que digamos...

en cierto momento se unió a la labor de apostolado otro miembro de aquel club donde nos dieron el curso y también compañero de la escuela. era bastante alto, con el pelo rubio y rizado, y con barbilla prominente. le vamos a llamar zangûm.

la misión de zangûm era leernos y comentarnos el catecismo después de clase uno o dos días a la semana, no me acuerdo. el lugar elegido era la pradera que rodea a la escuela. allí estábamos zangûm, mi amigo y yo.

la verdad es que mi amigo, otra cosa no, pero tenía unas tragaderas enormes. no sé cómo se prestaba a eso y no protestaba. porque yo venía de un colegio de esa misma cuerda y estaba más o menos acostumbrado, pero él, pues no tanto...

por mi parte, yo rezaba para que no nos viera nadie conocido, especialmente cierta chica que me gustaba. un deseo harto difícil el querer pasar desapercibido en esas circunstancias, porque el catecismo es un libro de color naranja que se ve a la legua.

la mayor envergadura física de zangûm en comparación con blöap -aparte de que era dos o tres años mayor que él-, le hacía parecer una especie de primo de zumosol. sólo que en lugar de llevar en la mano un tetra brik de zumosol, llevaba un catecismo.

quizá otro día os cuente más cosas, por hoy ya es suficiente. ;)

Comentarios