décadas

cuando era pequeño leía muchos comics de bruguera, algunos de ellos muy antiguos. se publicaron varios especiales en homenaje a escobar, el dibujante de zipi y zape, carpanta, petra... incluían historietas de las más antiguas, de los años 50, en blanco y negro.


el mundo en los años 50 para mí era muy lejano, y sólo podía hacerme una idea a través de las películas, los comics y las historias que me contaban mis padres. y lo curioso, a menudo pienso en ello, es que los 80 ahora están tan lejanos como lo estaban para mí los 50 cuando era niño.

las fotos de los 80 son en color pero se nota que son antiguas, entre otras cosas porque son escaneados de fotos analógicas. y el mundo por aquel entonces era muy distinto. no había teléfonos móviles y los ordenadores aún eran emergentes.

treinta años son muchos años. por ejemplo, a la edad de un profesor que te dio clase en egb le sumas treinta, y a menos que estuviera recién salido de la universidad, lo más normal es que hoy sea un señor mayor.

pero bueno, no es tan malo el paso del tiempo. carol, la hermana de esther, se encontró con el ‘padre tiempo’ poco antes de quedarse embarazada de gemelos.


en jumilla pasamos muchas horas del día en restaurantes y terrazas, entre desayunar, tomar el aperitivo, comer, cenar... hay camareras muy jóvenes, de veintipocos años, a quienes me resulta curioso imaginar en las diferentes etapas de mi vida en las que he visitado este pueblo. a veces hago en mi mente una cronología comparativa...


cuando yo estaba en egb ni habían nacido. eso no sucedería hasta bup. en esos años llevaba unas gafas de pasta enormes y era un chico responsable: me llevaba libros y apuntes del colegio, y estudiaba y todo. fue por aquel entonces cuando esas niñas vinieron al mundo. más tarde, en la época de la carrera, me llevaba los apuntes pero no los abría porque ya estaba harto. :P en esa época, eran niñas pequeñas que correteaban por los jardines del pueblo. y así sucesivamente...

de manera que, aunque tenga una imagen más o menos juvenil, es inevitable que esas camareras tan monas me vean como a un señor. y si un día hago amistad con alguna de ellas y nos tomamos un refresco, mejor será que no me ponga a contarle cosas de hace treinta años, porque entonces me verá como el abuelo cebolleta.

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