economía (1)

en el segundo ciclo de la carrera tuve algunas asignaturas de economía, organización de la producción y administración de empresas.

la asignatura de economía por excelencia era ‘teoría e instituciones económicas’ de 4º curso (eran 6 en total). la impartía un catedrático un poco excéntrico, con un humor inteligente muy peculiar. uno de los pocos profesores con carisma que tuve en la escuela...

sus clases no parecían seguir un plan prefijado. consistían en charlas sobre situaciones de la vida real relacionadas con la economía, en las cuales nos invitaba a interactuar planteándonos preguntas. siempre ponía una sonrisa ‘de pillo’, y cuando la respuesta que le dabas era incorrecta, te lo hacía ver con una ironía elegante que nunca te hacía sentir humillado.

en sus clases podíamos tener la sensación de que no dábamos nada relacionado con el temario de la asignatura de economía. pero en realidad sí que había muchos contenidos teóricos, sólo que había que descifrarlos y entresacarlos. aquel profesor hacía que su asignatura tuviera un ‘halo de misterio’, que nunca llegaras a entenderla del todo. y realmente eso es lo que sucede con la economía en la vida real. porque en este campo se producen muchos fenómenos impredecibles incluso para los mayores expertos, y carentes de explicación racional.


feliciano, que así se llamaba el profesor, cada año ofrecía la posibilidad de aprobar la asignatura a través de un examen oral, el cual te liberaba del examen escrito. ese examen oral tenía lugar en su despacho, sentándote enfrente de él, y utilizando papel y boli si tenías que dibujar alguna gráfica o lo que fuera.

a pesar de su sentido del humor, feliciano intimidaba mucho. era un catedrático de unos 55 años que estimo tendría entonces, vestido siempre con trajes oscuros, con un abundante pelo peinado hacia atrás, con gafas, con una voz grave y un ligero acento gallego que delataba su origen. conmigo fue muy considerado, debí de caerle bien, quizá porque iba con una actitud humilde...

aun así me hizo temblar en algún momento, cuando me hizo ver que había metido la pata al responder alguna de sus preguntas. y es que no era lo mismo meter la pata en clase que en el examen oral. ese hombre era excéntrico pero no tenía un pelo de tonto, y estaba claro que no te iba a aprobar por la cara. si un tema no lo llevabas bien, te mandaba estudiártelo y te hacía volver otro día. y si veía que estabas muy verde en general, te ‘recomendaba’ presentarte al examen escrito.

mi examen oral se realizó en tres sesiones, de aproximadamente dos horas cada una. me aprobó con un 7. valió la pena el esfuerzo de varios meses. él recomendaba la lectura de un libro antiguo que estaba disponible en la biblioteca de la escuela, la teoría de los precios de george stigler. lo leí entero durante la semana santa de ese año. tengo que investigar si aún lo reeditan, porque me gustaría tenerlo.


si en el título de esta entrada he puesto (1) es porque habrá como mínimo una 2ª parte. en ella, probablemente explicaré algunas cosas de economía que aprendí, y que reflejan la manera de pensar y actuar de las personas en la vida diaria, no solamente en el ámbito económico. la economía, tal como me la han enseñado, es casi una especie de filosofía...

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