el bocadillo
allá por 2007, poco después de las vacaciones de verano, dos compañeras del trabajo y yo nos fuimos a comer fuera. todavía teníamos jornada de verano, así que acabábamos sobre las dos de la tarde. tras dar muchas vueltas, al final entramos en un bar de la plaza de manuel becerra. sí que nos fuimos lejos, porque el edificio donde trabajábamos está en el barrio de prosperidad.
a mis compañeras-amigas las llamaré ricitos y princesa. en aquel bar pedimos un bocadillo cada uno. el mío era de jamón serrano sin más -sosaina que era yo entonces-, el de ricitosera de jamón con lomo y queso o alguna combinación así, y el de princesa no me acuerdo, pero era algo totalmente distinto -calamares, quizá?-.
trajeron un bocadillo que yo creía que era el mío. quise esperar a que trajeran los de ellas, pero estaban tardando muchísimo, y me insistieron en que empezara. y al cabo del rato, cuando iba por la mitad, nos dimos cuenta de que era el bocadillo de ricitos. yo había pensado que era el mío porque no se veía que llevara otra cosa más que jamón. las lonchas de lomo y queso eran de espesor microscópico, eran bidimensionales. y además, como mi bocata de jamón a secas era el más rápido de preparar, tenía sentido que lo trajeran antes que los otros.
al darme cuenta de mi metedura de pata, me quedé bloqueado sin saber cómo reaccionar. no seguí comiendo, con lo cual se quedó medio bocadillo abandonado sin que nadie lo aprovechara. si me hubiera pasado ahora, me lo habría tomado con más humor. y quizá habría ido a pedir otro bocata para ricitos, pagándoselo yo. pero en ese momento no se me ocurrió. las dos amigas trataron de quitarle importancia, pero yo no sabía dónde meterme.
poco tiempo después, me enteré de que se lo contaron a otra compañera que también era amiga mía, a la que llamaré gatita. un día gatita me dijo por el messenger: “oye, me han contado princesay ricitos que os pasó algo el otro día, un malentendido con un bocadillo o algo así”. ellas estaban preocupadas por que yo me hubiera sentido ridículo, y gatitaquería regañarme en plan de amiga por tomarme las cosas tan en serio.
de todos modos, estas chicas no debían de conocer aquel dicho de “lo que pasa en las vegas se queda en las vegas”. lo que ocurre en una quedada no debería salir de ahí. si aquel fallo mío lo hubiera tenido otra persona, yo no habría ido por ahí contándoselo a la gente, pero en fin...
aquel bar sigue existiendo. es la cervecería el barrio que podéis ver en la foto del principio. como decía, está en la plaza de manuel becerra de madrid. no recordaba exactamente en qué tramo de la plaza estaba, y he ido dando la vuelta hasta encontrarlo. por un momento temí que lo hubieran cerrado, y que en su lugar hubiera “una sucursal del banco hispano americano”, como decía una canción de joaquín sabina.
eso sí, lo han reformado. antes era como de azulejos blancos y azules. en cualquier caso, es un sitio acogedor y en el que se come bien. si algún día hacemos una quedada bloguera allí, os prometo que antes de empezar a comer me aseguraré bien de cuál es mi bocadillo. :P
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