inseguridades
me resulta enternecedor recordar con qué chorradas me comía la cabeza cuando era adolescente. a pesar de todo, mi yo cuando tenía entre 15 y 18 años me cae bien. ^_^
cuando estaba en 3º de bup, un fin de semana por la tarde estaba dando una vuelta por el barrio con mis padres. vi a una pandilla de compañeros ‘malotes’ de mi curso, ninguno de los cuales era amigo mío. me puse nervioso, y evitando el contacto visual con ellos les hice una especie de saludo militar, llevándome la mano a la sien. y mientras seguía mi camino y ellos el suyo, oí unas risas ahogadas.
con lo fácil que habría sido decirles: “qué tal, dando una vuelta? hala, pues a pasarlo bien!”. pero la situación no invitaba a ello. yo sentía una mezcla de desprecio -porque no me caían bien- y de vergüenza -porque ellos iban de marcha mientras que yo estaba con papá y mamá-. además, como eran muchos y yo sólo era uno, me sentía incómodo. al volver a casa me pasé el resto de la tarde dándole vueltas.
uno de ellos iba al colegio en el mismo autobús que yo, y durante meses no me hizo ningún comentario sobre aquello. hasta que un día, cuando ya se me había olvidado, me dijo: “la próxima vez que me veas por la calle me saludas bien, y no así!” -y reprodujo mi gesto.
sigo conservando esa tendencia a dar vueltas a las cosas una y otra vez -creo que es algo innato-, aunque quizá ahora soy un poco más selectivo con los asuntos que me pueden llegar a obsesionar.
en la anécdota que he contado, también juega un papel el sentido del ridículo. ahora que soy un poco más maduro que entonces, entiendo que ciertas cosas vistas desde fuera no resultan tan anómalas como a nosotros nos parecen. por suerte o por desgracia, la gente va a su bola y no se dedican a mirar a los demás con lupa.
vosotr@s también pensáis mucho en cosas más o menos nimias? en caso de tener cualquier tipo de contratiempo susceptible de darle vueltas en la cabeza, más vale que no sea por la noche, ya que eso nos puede hacer perder el sueño...
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