más historias absurdas


esta entrada es la continuación de otra que escribí hace dos años y medio, nada menos. os haré un resumen: antes de empezar la carrera, un amigo y yo hicimos un curso de introducción -bastante bueno, hay que reconocerlo- en un centro del opus. posteriormente, dos miembros de ese centro que estudiaban en nuestra escuela y estaban en cursos superiores, nos ‘apadrinaron’ para ayudarnos en alguna asignatura... y para hacer proselitismo, básicamente.

al año siguiente, cuando estábamos en segundo, nos utilizaron para ayudarles en sus labores de captación. como mi amigo y yo éramos muy empollones -yo había aprobado todo entre junio y septiembre y él casi también-, nos pidieron que fuéramos al club un par de tardes a la semana para resolverles dudas a dos chavales de primero que habían hecho aquel curso introductorio.

uno de ellos parecía listo, captaba bien las cosas. el otro, a quien llamaré flan y en quien me voy a centrar más, era duro de mollera. cualquier razonamiento mínimamente complejo le parecía una idea feliz. pero era muy persistente y no dejaba de darle vueltas a algo hasta que lo entendía. al final en los exámenes le fue bastante mejor a flan que al otro chico -que acabó dejando la carrera-.

recuerdo que en una conversación con él le dije que mis métodos de estudio eran muy anárquicos, y que había tenido mucha suerte al aprobar todo. y lo peor es que no era falsa modestia, realmente me lo creía. qué idiota era por no valorarme a mí mismo. le daría un capón a mi ‘yo’ de aquella época.

las ‘clases particulares’ en el club se las dimos durante buena parte de aquel año. y después de aquello, cuando me cruzaba con flan por la escuela, a veces nos parábamos a hablar. pero poco a poco se fue distanciando, cada vez me saludaba con menos ganas, hasta que al final pasaba sin mirarme como si no me conociera de nada. le echamos una mano en su época de novato, y después, si te he visto no me acuerdo. muy mal por él, pero tampoco hay que olvidar que en esa aventura nos metieron los del club del opus.

años más tarde, empecé a trabajar en una empresa. el primer día me presentaron a todos los compañeros del departamento, y uno de ellos era flan. el que nos presentó dijo “creo que habéis estudiado en la misma escuela”, y él respondió “sí, la cara me suena”. y tanto que la cara, la tuya que es de hormigón armado! tengo que reconocer que luego no fue mal compañero... un poco ‘workaholic’ y pelota con el jefe, pero conmigo personalmente fue correcto. en cualquier caso, encontrarme con él en mi primer día de trabajo fue un shock.

en fin, que lo pasado, pasado está. pero me ocurren unas cosas que... manda huevos. :P

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