relatividad


en la novela momode michael ende había un capítulo titulado ‘allí un día y aquí un año’. la niña protagonista pasaba un día en la casa del maestro hora, desde donde se generaba y distribuía el tiempo. sin embargo, en el mundo real había transcurrido un año, y al regresar momo se sorprendía de todos los cambios que se habían producido.

a veces ocurre al revés, te parece que para ti ha pasado mucho tiempo pero para el resto de la gente no. recuerdo que en uno de los últimos cursos de la carrera, en agosto fui un par de semanas a un pueblo muy aburrido. al regresar, retomé mis hábitos donde los había dejado antes de marcharme. me fui a estudiar a la escuela, y me encontré con dos compañer@s de clase a los que solía ver por allí. y me saludaron como si me hubieran visto el día anterior. a mí me pareció que había pasado una eternidad, y que me dirían “hombreee, chema, dónde te habías metido?”. también es verdad que la gente de mi escuela no era muy expresiva que digamos. en cualquier caso, se le podía haber dado la vuelta al título del capítulo de momo: ‘allí un año y aquí un día’.


el tiempo es relativo, y lo dijo alguien muy sabio como era el físico albert einstein. según su teoría de la relatividad, la velocidad de la luz es la misma vista desde cualquier sistema de referencia. en nuestra vida cotidiana las velocidades son relativas. por ejemplo, al viajar en tren podemos pensar que el tren está parado y que es el paisaje de fuera el que se mueve. o, siguiendo con el mismo ejemplo, si nos levantamos para ir al vagón cafetería, desde el sistema de referencia del tren vamos a paso normal, pero desde fuera se nos ve desplazarnos a la velocidad del tren más la de nuestro paso andando.

sin embargo, la velocidad de la luz no depende del sistema de referencia. es la velocidad de la luz la que manda, y el espacio y el tiempo se deforman para que desde cualquier sistema de referencia se perciba como invariable. más de una vez hemos oído decir que si una nave espacial pudiera viajar a una velocidad próxima a la de la luz, el tiempo para los tripulantes transcurriría más lento que para quienes permanecemos en la tierra. y de hecho, a su regreso notaríamos que han envejecido menos de lo que correspondería al tiempo que ha durado su viaje. este fenómeno se denomina ‘dilatación del tiempo’.


si llamamos t0al tiempo medido en el sistema en movimiento -la nave espacial en nuestro ejemplo-, mediante una serie de cálculos matemáticos se puede demostrar que el tiempo medido desde el sistema en reposo -la tierra- es igual a t0/√[1–(v/c)2], siendo v la velocidad a la que se desplaza el sistema móvil y c la velocidad de la luz, aproximadamente 300.000 km/s. en realidad es 299 mil y algo... cuando estaba en primero de carrera era tan friki que me aprendí de memoria toda la ristra de cifras.

a medida que la velocidad del sistema móvil se aproxima a la de la luz -y, por tanto, el cociente v/c tiende a 1-, el tiempo se dilata indefinidamente, como se puede observar en la gráfica. para una velocidad igual al 95% de la de la luz, el tiempo medido desde la tierra será más del triple del que ha transcurrido en la nave espacial.


cuando lo pasamos bien y el tiempo se hace corto, es como si estuviéramos viajando en un cohete a velocidades cercanas a la de la luz. así sucedió el jueves por la tarde, en la quedada con mis amigas carmen, belén y lola. el tiempo que estuvimos en una cafetería comiendo churros se pasó en un suspiro, pero al mirar el reloj comprobamos que en el mundo exterior habían pasado tres horas.

carmen, que es pura alegría y dulzura, vino desde galicia. yo no tenía ni idea y me dieron una sorpresa. la quedada se suponía que iba a ser con belén y lola, y de repente apareció carmen, como si hubiera viajado desde su tierra en una de esas naves de las que hablábamos. y por cierto, estas tres chicas se conservan tan bien y aparentan tan poco sus edades, que parecen experimentar los efectos relativistas de dilatación del tiempo. ;)

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