en medio

el otro día, en un paso de peatones, una señora mayor muy simpática me agarró del brazo por las buenas. me pidió que la ayudara a cruzar, y es que la calle estaba llena de baches, por unas obras que estaban haciendo. una vez que pasamos al otro lado, le pregunté si a partir de ahí podía continuar ella sola, y me dijo que sí, que ya estaba al lado de su casa. me dio las gracias y yo le di un apretón cariñoso en el brazo.

todo muy bien, pero no pude evitar pensar: ya me podían pasar estas cosas con chicas más jóvenes. :O

unos días más tarde, al salir de dar clase a dos herman@s alumnos míos, fui bajando por las escaleras del edificio. y entonces salió de uno de los pisos intermedios una niña como de cinco años, y me preguntó con todo el descaro: “en qué piso vives??”. su madre la regañó diciéndole: “pero bueno, qué cotilla eres!!”. como era largo de explicar que yo no era vecino de ese bloque, me limité a reírme quitándole importancia. pero lo mejor es que al continuar bajando, la niña me siguió, y me dijo “adióóós!” con la mano. yo le contesté “adiós, guapa!!”.

esta situación me pareció análoga a la anterior, pero por el otro extremo. ya me podían pasar estas cosas con chicas más crecidas! :P


es terrible eso de estar en una edad intermedia. aunque no pierdo la esperanza de que algún día eugenia silva me pida que la ayude a cruzar la calle -tal vez porque lleve unos tacones demasiado afilados-, o que me aborde preguntándome en qué piso vivo -quizá para dejarme en el buzón una invitación a una de sus fiestas-.

precisamente hoy cumplo un año más, situándome en un número capicúa, ahí lo dejo. ;) aquí tenéis chocolatinas, podéis coger las que queráis.

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