proyector

 

cuando le explico a un alumno el tema de combinatoria, hay un ejercicio sencillo que siempre pongo al principio, con diferentes variantes según lo que se me ocurra en ese momento. viene a decir algo así:

un profesor ve en el patio del colegio a un grupo de cinco chicos y chicas hablando juntos. elige a dos de ellos al azar para que le ayuden a preparar el proyector de diapositivas, que usará para una exposición en la siguiente hora. calcular a cuántas posibles parejas de alumnos puede elegir.

tenemos 5 alumnos, de los cuales elegimos a 2 sin importar el orden. por tanto, habrá que calcular las combinaciones de 5 elementos tomados de 2 en 2.


es el típico ejercicio preliminar, de simple aplicación de una fórmula, que se pone antes de pasar a otros problemas más complicados. lo que últimamente me deja pensativo es si el ejemplo del proyector de diapositivas es adecuado. quizá eso es una antigualla hoy día y estoy quedando como un carroza, más todavía de lo que soy.

pero hay una razón por la que siempre se me ocurre ese ejemplo. cuando estaba en cou, un día teníamos un examen, y como yo era muy empollón, durante el recreo me quedé dentro del edificio repasando. estaba sentado en un banco, y en esto llegó el profesor de historia de uno de los grupos ‘de letras’, por decirlo así. yo como estaba en ciencias no tenía historia, pero ese profesor el año anterior nos había dado religión a todos, así que me conocía.

era un profesor muy intimidante, con él nunca me salían dos frases coherentes seguidas. además, supuestamente había estudiado tres carreras (ingeniería aeronáutica, historia y creo que filosofía), y al lado de él te sentías un poco... limitado. aunque en aquella ocasión estuvo un poco más amable de lo habitual en él.

“eehh... hola. me podrías ayudar con una misión socio-técnica?”, así me dijo textualmente. se trataba de llevar al aula donde iba a dar la siguiente clase un aparato de televisión, con su reproductor de vídeo. al parecer iba a ponerles a los compañeros de esa clase una película o documental, supongo que relacionado con el tema de historia que estuvieran dando en aquel momento. me preguntó “crees que podremos subirlo a la tarima entrambos?” [sic], y yo atiné a responder “creo que sí” con un hilo de voz.

en ese ejercicio que pongo a mis alumnos, no les hablo de un televisor y un reproductor de vhs, porque entonces ya sí que parecería el abuelo cebolleta. por otro lado, se trata de elegir a dos o tres alumnos dentro de un grupo mayor, para que el problema tenga interés matemático... y también para que no haya sólo un alumno que esté mano a mano con el profesor, como me pasó a mí. :P cuando hay varios, la situación es menos tensa.

pero os digo una cosa, si fuera una profesora como ésta la que necesitara ayuda con cualquier dispositivo audiovisual, me ofrecería voluntario rápidamente. ;)

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